Inclínate hacia el futuro, nunca ante el miedo*
Cuando leí “Lean In: Women, Work, and the Will to Lead”, de Sheryl Sandberg, algo dentro de mí cambió. Las palabras de la autora no solo se hacían eco de los retos a los que me enfrentaba como mujer, sino que también me dieron valor para aprovechar las oportunidades y liderar con confianza. La idea de que nuestras carreras no tienen por qué ser lineales, como una escalera, sino que pueden parecerse a un árbol, en el que a veces es necesario trepar por ramas laterales o incluso retroceder para luego volver a subir, fue liberadora. Más que eso, el libro me hizo reflexionar sobre dónde puedo llegar, qué puedo hacer y cómo puedo inspirar a otras mujeres a hacer lo mismo.
Desde el momento en que entré en el mercado laboral, decidí «lanzarme». Acepté retos que estaban muy lejos de mi zona de confort, creyendo en mi potencial y en mi capacidad para aprender. Un ejemplo notable fue cuando decidí trabajar en una empresa tecnológica para crear un producto digital desde cero, sin tener experiencia previa en el área.
En ese momento, decidí que, aunque tuviera miedo, iría. Porque, como pregunta Sandberg en el libro: «¿Qué harías si no tuvieras miedo?», esa decisión transformó mi trayectoria y me enseñó que el aprendizaje continuo y el coraje son fundamentales para crecer. Hoy en día, creo que cuando pienso que lo sé todo sobre algo, es señal de que necesito buscar nuevos retos, porque el crecimiento solo se produce fuera de la zona de confort.
Acerca del síndrome de la impostora
El síndrome de la impostora es un tema recurrente entre las mujeres que trabajan en tecnología. He participado en varios grupos que debaten este tema, que afecta a diferentes puestos, edades y nacionalidades. La buena noticia es que veo un movimiento creciente de inclusión en el sector. Pero aún queda un largo camino por recorrer hasta que las mujeres alcancen un mayor número de puestos de liderazgo para apoyar, con mentoría, inspiración y ejemplo, a otras mujeres.
La inseguridad que sentimos a menudo proviene del miedo, pero ¿miedo a qué? La vida es demasiado corta como para permitir que eso nos paralice. Las mujeres tendemos a preocuparnos mucho por lo que piensan los demás o a dudar de nosotras mismas cuando nos enfrentamos a retos. A menudo, dudamos incluso en hablar o en posicionarnos, porque creemos que los demás saben más. Pero la verdad es que sabemos tanto como ellos y, si no lo sabemos, podemos aprender.
En la gestión de productos, en particular, a menudo somos las «menos especializadas» de la sala, porque nuestra función suele ser más generalista. Esto puede parecer intimidante, pero en realidad es una posición de poder: aprendemos constantemente de los diferentes especialistas que nos rodean y conectamos diferentes perspectivas para aportar valor, creatividad y diferenciación.
Para cambiar esta mentalidad, he desarrollado algunas estrategias:
- Red de apoyo: Hablar con mujeres que se enfrentan a retos similares ayuda a vislumbrar nuevas perspectivas y fortalece la autoestima.
 
- Confianza: Cree en lo que sabes y en lo que eres capaz de hacer. La inseguridad es, a menudo, infundada.
 
- Celebra las conquistas: Haz un mapa de tu vida, observa todo lo que ya has superado y siéntete orgulloso de ello.
 
- Rodéate de buenas energías: Quédate con quienes reconocen tu valor, apoyan tus decisiones y te animan a crecer. Los entornos que refuerzan la confianza marcan la diferencia a la hora de superar retos.
 
- Evita comparaciones: Inspírate en las mujeres que admiras, pero no te compares con ellas. Las comparaciones solo provocan ansiedad y rara vez son justas.
 
- Autoconocimento: Conoce tus límites, tu valor y aprende a decir no. Esto es esencial para crear una carrera profesional saludable y sostenible.
Necesitamos crear entornos en los que más mujeres se sientan cómodas para contribuir y crecer. Esto incluye desarrollar productos inclusivos y diversificar los equipos, garantizando que se escuchen las diferentes voces. En este sentido, las empresas que promueven la diversidad de género observan mejoras en el rendimiento y la innovación. Sin embargo, la presencia femenina en puestos de liderazgo sigue siendo limitada, ya que las mujeres solo ocupan el 27 % de los puestos de liderazgo en Portugal, según un estudio de Informa DB.
En Brasil, tuve el honor de formar parte de la organización Worldwide Women in Tech, un hermoso proyecto que anima a las niñas y mujeres a seguir carreras en STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Fue inspirador ver a tantas mujeres ayudarse, apoyarse y guiarse unas a otras. Hoy en día, sigo buscando formas de devolver todo esto a la comunidad, porque creo que, al ayudar a otras mujeres, creamos un ciclo de crecimiento colectivo. Cuando las mujeres se apoyan y se ayudan entre sí, todos crecemos.
Por lo tanto, inclinarse hacia el futuro es un proceso continuo. No se trata solo de alcanzar puestos de liderazgo, sino de abrir puertas a otras mujeres y transformar el sistema para que funcione mejor para todas y todos. Inspirada por la frase de Sandberg, «El liderazgo no consiste en estar en la cima, sino en marcar la diferencia», animo a todas las mujeres a que acepten sus miedos, crean en su potencial y busquen su propia definición de éxito.
El camino puede no ser lineal, pero eso es precisamente lo que lo hace único y poderoso.
*Este artículo fue publicado originalmente en Observador.




